La vida es cíclica y de nuevo, en plena cuaresma nos vamos acercando a conmemoración de la muerte y la resurrección de Jesús. Es la cita más importante para los cristianos porque gracias a la resurrección, es posible nuestra fe. La Pascua es la mayor fiesta de acción de gracias; nos hace sentirnos amados por Dios, libres y llenos de esperanza.
Manos Unidas, la ONGD de la Iglesia, realiza toda su labor inspirada en todo lo que la Pascua representa. Porque nuestra labor supone llevar el amor de Dios, la libertad, y la esperanza a todas las partes del mundo, comprometidos con el Evangelio y tratando de hacerlo realidad porque hay muchos problemas que no ven la solución pese a haberla. La situación es deplorable: desigualdad en la distribución de los ingresos en aumento entre países, pervivencia de sistemas políticos y económicos injustos, muerte de niños explotados y utilizados, destrucción del medio natural, discriminación sexual de la mujer hasta límites insospechados, etc. y lo más triste de todo, millones de personas siguen muriendo por el hambre y la pobreza extrema. ¡¡Que lamentable!! Pero no debemos perder la esperanza, porque cada día que pasa aunque sea poco vamos avanzando.
Este es un año de acción de gracias para Manos Unidas porque el pasado mes de septiembre recibíamos la noticia de la concesión del Premio Príncipe de Asturias a la Concordia. Es una gran satisfacción para todas las voluntarias y voluntarios porque este reconocimiento es un gran estímulo para seguir trabajando en todo el mundo. En la ceremonia de entrega, el príncipe D. Felipe de Borbón agradeció públicamente el servicio de nuestra organización y deseó “que nunca falten vuestras manos unidas”.
Cada febrero en toda España, tiene lugar la campaña anual con un objetivo en el horizonte. Este año el 4º de los Objetivos del Milenio, reducir la mortalidad infantil con el lema “Su mañana es hoy”. Porque todas las niñas y niños del mundo merecen las mismas oportunidades. Y es nuestro deber tratar de conseguirlo. ¿difícil? Mucho, pero no imposible. ¿Qué puedo hacer yo para cambiar en la medida de mis posibilidades esta situación y todas esas situaciones injustas en el tercer mundo? Una cosa sencilla: hacerme voluntario. Y no hace falta irse lejos, en Sant Joan todos los años tenemos el mercadillo solidario, la cena del hambre, y las misas de la campaña. Dedicar un poco de nuestro tiempo a intentar cambiar las cosas no es tan difícil. Tan solo hay que hacer un compromiso. Un compromiso con el mundo que es cosa de los que creemos en los valores del Evangelio, de los cristianos que celebramos la Semana Santa.
En estos días cuando asistimos a las celebraciones y vivimos con profunda fe y devoción cada momento, debemos recordar que Jesús sigue padeciendo la pasión y muere en cada persona que sufre, pero resucita en todo aquel que trata de ayudar a los demás y lucha por la justicia.
Finalmente, nos gustaría comentaros un pasaje de los Hechos de los apóstoles al que ya hacemos referencia al comienzo de este escrito, aquel en el que tras la ascensión de Jesús, los apóstoles se quedaron mirando al cielo anonadados por lo que acababa de suceder. Entonces dos ángeles se les aparecieron y les dijeron: “¿por qué seguís mirando al cielo?” (Hch.1,11). Es una cita que nos puede ayudar mucho a reflexionar en nuestra vida, puesto que incontables veces nos quedamos paralizados por lo sobrenatural o esperando un milagro, olvidándonos de la tarea que nos ha sido encomendada y que Dios ha puesto en nuestras manos: hacer realidad el Evangelio en todo el mundo. Como diría el genial sacerdote, periodista y escritor José Luís Martín Descalzo: “No es hora de quedarse alelados contemplando el cielo como si Cristo se hubiera ido; es hora de empezar a trabajar, de continuar su obra”.
Que en esta Pascua sepamos y podamos crecer en espiritualidad para así poder actuar con solidaridad. Otro mundo es posible.
Carlos Ramos Pastor
Delegado de Manos Unidas en Sant Joan d' Alacant