El pasado 15 de septiembre, mientras en Sant Joan celebrábamos las fiestas en honor al Stmo. Cristo de la Paz, recibimos con gran alegría la noticia de la concesión a Manos Unidas del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Llegaba un reconocimiento merecido por muchos años de trabajos, esfuerzos, y sobre todo de ayuda a los demás en el tercer mundo, allá donde los más pobres y atrasados siguen siendo víctimas de las injusticias. Unas injusticias provocadas por las políticas económicas y medioambientales insolidarias de los países del primer mundo, por la corrupción de los países en vías de desarrollo, por otros motivos políticos, religiosos o étnicos que son totalmente absurdos cuando solo sirven para frenar el desarrollo, dividir, sembrar el odio y alumbrar la guerra. Todas estas causas siguen negando a millones de personas el derecho a la alimentación, a la sanidad, a la cultura y a la dignidad, que la Iglesia nos recuerda es una dignidad inseparable de la vida humana como hijos de Dios.
Pero Manos Unidas sigue haciendo posible el Evangelio en las regiones más subdesarrolladas de la tierra, denunciando el castigo impuesto a los más pobres, ¿castigo divino?, no. Castigo únicamente humano impuesto por nuestra sociedad “rica” a los pueblos del sur que llevan muchos siglos sufriendo y empobreciéndose. Manos Unidas trabaja construyendo escuelas, hospitales, sistemas de riego; dando sustento y sobretodo formación. Como decía aquel proverbio chino: “da la caña y enseña a pescar”; no sólo hay que asistir, hay que plantar para que la semilla crezca y dé buen fruto.
Hace más de 50 años un grupo de mujeres valientes gritaron con rebeldía no al hambre. Entonces nació Manos Unidas, la ONGD de la Iglesia española, que ha ido creciendo hasta convertirse en lo que es actualmente, una fuerte organización que inspirada en los valores del Evangelio trabaja por los más pobres de la tierra y difunde en España una realidad triste pero al mismo tiempo con gran esperanza.
Ahora llega un reconocimiento que nos llena de orgullo. Muchas personas tenían la ilusión de que Manos Unidas fuera galardonada con el Príncipe de Asturias, y gracias a su empeño ha sido posible. Con el dinero que otorgará la Fundación Príncipe de Asturias seguiremos reconstruyendo Haití, recordad asolada en el mes de enero pasado.
Ojalá este premio sirva de estímulo a todos los que colaboramos con Manos Unidas, especialmente a los que como voluntarios en el tercer mundo trabajan por ayudar mejorar la vida de muchas personas. Y ojalá el compromiso y el testimonio de todos nos ayude a no olvidar las palabras de Cristo cuando se refería a los pobres y marginados. “lo que le hagáis a uno de éstos, a mi me lo hacéis”.
Carlos Ramos Pastor
Delegado de Manos Unidas de Sant Joan d' Alacant