viernes, 2 de diciembre de 2011

DE LA INSOLIDARIDAD DEL G-20 A LA ESPERANZA DEL ITF

   La reciente cumbre del G-20 en Cannes ha vuelto a manifestar su indiferencia por el subdesarrollo del Tercer Mundo.

   CIDSE, la red de ONGs católicas ha denunciado una vez más, que el grupo de los países más ricos del planeta  ha dado la espalda al grave problema de la pobreza extrema.

   Los líderes del G-20 deberían haber hecho más tanto a nivel particular como colectivo para contribuir a la reforma económica y financiera. En la actualidad, la grave crisis europea, supone la excusa perfecta para aparcar la solución al subdesarrollo, cómo si este fuera un problema sin importancia. De hecho, como afirma CIDSE, solo una reforma fuerte y completa puede prevenir crisis similares en el futuro y preparar el camino  para el desarrollo sostenible.

   Muchos de los temas de la agenda de desarrollo del G-20, como el papel de la economía a pequeña escala y los requisitos de transparencia para las multinacionales que operan en el extranjero, no aparecieron el comunicado final.

   Entre los pocos rayos de luz de la Cumbre del G-20 están el número de países que se muestran favorables a un Impuesto a las Transacciones Financieras(ITF).

   La tasa Tobin o ITF (Impuesto a las Transacciones Financieras)
es una propuesta sobre el flujo de capitales en el mundo sugerido a iniciativa del economista estadounidense James Tobin en el año 1971. En los últimos años ha vuelto a tomar peso.

    La Tasa Tobin consiste en pagar un impuesto cada vez que se produce una operación de cambio entre divisas, para frenar el paso de una moneda a otra y para, en palabras de Tobin, "echar arena en los engranajes demasiado bien engrasados" de los mercados monetarios y financieros internacionales. La tasa debía ser baja, en torno al 0,1%, para penalizar solamente las operaciones puramente especulativas de ida y vuelta a muy corto plazo entre monedas, y no a las inversiones.

    Según la ONU, la tasa Tobin permitiría recaudar 720.000 millones de dólares anuales, distribuibles a partes iguales entre los gobiernos recaudadores y los países más pobres. Con el 10% de la suma recaudada sería posible proporcionar atención sanitaria a todos los habitantes del planeta, suprimir las formas graves de malnutrición y proporcionar agua potable a todo el mundo, y con un 3%, se conseguiría reducir a la mitad la tasa de analfabetismo presente en la población adulta, universalizando asimismo la enseñanza primaria.

   Hay varios países que ya se han sumado a esta iniciativa: Argentina, Brasil, Sudáfrica, Francia, Alemania y España. Se espera que el ITF se pueda implantar a primeros de 2012 y que parte de los beneficios vayan al desarrollo.

   Esta medida sería muy positiva, pero si los paraísos fiscales no firman el acuerdo todo puede quedar en nada. La evasión fiscal solo podrá ser afrontada con eficacia si se conocen los lugares donde se facilita esa evasión.

    Se estima que anualmente unos 800.000 millones de euros salen de los países en desarrollo de manera ilegal, la mayoría terminan en paraísos fiscales. Esto supone que los países en vías de desarrollo pierden unos 120.000 millones de euros anuales en ingresos fiscales que se quedan por desgracia, impunemente, en paraísos fiscales.

   Chris Bain, presidente de la alianza europea ha manifestado que “un impuesto global sobre las transacciones financieras puede ir, a la larga, en el camino de estabilización del sistema financiero y de la financiación de la lucha contra la pobreza y el cambio climático.

¡¡ EXIJAMOS LA TASA SOBRE TRANSACCIONES FINANCIERAS!!

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